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¿Quienes somos?

Somos un grupo de estudiantes de Educación Inicial en la Universidad Nacional experimental Simón Rodriguez núcleo Barquisimeto. Nos llamamos LEFARIAS ya que este es un fruto que se da en el estado Lara,dentro de este se encuentran un grupo de semillas muy unidas y estas sirven de alimento a nuestras poblaciones mas humildes, asi deseamos ser vistas,como jóvenes estudiantes unidas por el propósito de mejorar y brindar una educación de calidad que nutra a nuestros niños, y ROBINSONIANAS ya que este fue el seudónimo de Simón Rodriguez gran maestro de nuestro libertador Simón Bolivar y nombre de nuestra Universidad.

jueves, 28 de mayo de 2009

Niños con retraso mental

Niños con retraso mental o con una lesión cerebral.

En muchos países la polio sigue siendo una de las causas principales de discapacidades. Sin embargo, cuando observamos todas las categorías de discapacidades, debemos concluir que las causadas por la polio no son las únicas importantes. Todos conocemos casos de niños sordos, ciegos, con desviaciones físicas o con miembros amputados, los cuales merecen nuestra atención y ayuda. Para los niños con una desviación física generalmente podemos hacer 'algo', a condición de que los medios, es decir, un tratamiento, una operación, los recursos, la enseñanza, etc. estén disponibles.
No obstante, hay también muchos niños con retraso mental, con algún tipo de lesión cerebral o quienes se comportan de una manera ‘extraña’. Para ellos una operación tendrá poco éxito y muchas veces no existe medicina. Tampoco existe prótesis o recurso electrónico que estimule el
cerebro a funcionar más rápido e inteligente.

Cuidado especial

El cuidado especial y la ayuda para estos niños deben venir de las personas más apropiadas, es decir, de la familia. Niños con una lesión cerebral necesitan mucho más de lo que todo niño necesita: amor, atención y contacto, un cumplido y alguien que lo escuche cuando aprende algo nuevo, oír cantar a la madre o a una hermana mayor, ayuda a ponerse la camisa por un hermano más grande, no solo una o dos veces, sino quizás cuarenta o cincuenta veces con mucha paciencia y alentamiento. El niño necesita participar en excursiones familiares, bodas, ocasiones especiales; recibir siempre la oportunidad para tantear nuevas experiencias; ser estimulado a hacer cosas por si mismo, incluso si las primeras diez veces son un desastre, hasta que las tengan dominadas.

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